Uso de residuos como fuente de energía
una tendencia en expansión

El aprovechamiento de residuos como fuente de energía es una alternativa innovadora que está ganando terreno en todo el mundo, contribuyendo a generar una matriz más limpia y sostenible, promoviendo la eficiencia en la gestión de desechos y, al mismo tiempo, reduciendo la dependencia de fuentes fósiles para la generación eléctrica.

La producción de biogás a partir de residuos orgánicos -como los generados en la agricultura y ganadería- es una de las propuestas que más avances ha tenido en el último tiempo a nivel global como alternativa para la generación de energía. Se obtiene mediante la descomposición anaeróbica de los desperdicios, generando metano, el cual puede utilizarse para generar electricidad o calor, aprovechando recursos que de otra manera terminarían, en gran medida, como desperdicio.

Otra tendencia en esta materia es la conversión de residuos sólidos urbanos en energía a través de la incineración controlada. Este método permite generar electricidad mediante la quema de desechos no reciclables, reduciendo el volumen de basura en los vertederos y también incentivando políticas responsables de reciclaje. Incluso, países como Noruega y Suecia, que lideran esta tendencia, importan basura para generar energía, este último incluso ha logrado reemplazar, según han informado, hasta el 50% del gas natural utilizado en hogares y transporte por biometano a través de este proceso.

Junto a estos, el reciclaje de residuos plásticos para producir combustibles líquidos es una opción que se está explorando en diversos países. A través de procesos de pirólisis, los plásticos se convierten en aceites y gases que pueden ser utilizados como sustitutos del petróleo. Este enfoque no solo disminuye la cantidad de escombros de plásticos, sino que también contribuye a la energética.

Por último, la valorización energética de desechos también incluye el uso de biomasa, como la madera o los excedentes agrícolas. Estos pueden ser transformados en pellets, que sirven como fuentes de energía renovable para calefacción o generación eléctrica. De esta manera, se optimiza la utilización de los recursos naturales, promoviendo una economía circular en la que los residuos se convierten en energía.

Desarrollo en Chile

En Chile la producción y utilización de estas fórmulas de generación de energía es todavía incipiente y poco expandida.Sin embargo, existen proyectos desarrollados siendo los más relevantes aquellos ligados al biogás, valorizando los restos orgánicos, tanto domésticos como industriales, para la producción de energía limpia. A finales del año 2023 ya se encontraban en funcionamiento 60 plantas de este tipo, en más de diez regiones del país, principalmente en zonas rurales.

Junto a ello, el uso de biomasa como fuente de energía renovable ha cobrado relevancia en los últimos años, con iniciativas que aprovechan residuos agrícolas y forestales. Por ejemplo, en la Región de La Araucanía, se desarrollan proyectos de generación de energía a partir de la madera y otros despojos orgánicos. Estos se convierten en pellets que pueden ser utilizados para calefacción o generación eléctrica, lo que contribuye a una economía circular en la que los desperdicios se transforman en recursos valiosos.

A pesar del avance de estas iniciativas, Chile aún enfrenta diversos desafíos en la integración de soluciones energéticas basadas en residuos, siendo el principal obstáculo la falta de infraestructura adecuada para el tratamiento y valorización de desechos a gran escala, por lo que siguen siendo alternativas con vasto camino para su desarrollo.