El país registró un superávit de precipitaciones la temporada anterior, sin embargo, no es suficiente para superar la “megasequía” que afecta hace más de una década.
Publicado por Gasco
Categoría: Energía
Febrero 28, 2024
El año 2023 será recordado como uno particularmente lluvioso, sobre todo considerando la sequía que se alarga por más de una década en el país. El exceso de precipitaciones, impulsadas principalmente por el fenómeno de El Niño logró, incluso, que se alcanzara un superávit de precipitaciones desde las Regiones de Valparaíso hasta Magallanes, según se informó por la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).
El Niño, es un evento climatológico que se caracteriza por un sobrecalentamiento en las aguas del Océano Pacífico, lo que desencadena diversos impactos meteorológicos y que se manifiestan de distintas maneras alrededor del mundo. En el caso de Chile, éste se presenta con intensas lluvias en los meses de invierno y altas temperaturas en los meses de verano, mientras que en otros lugares puede manifestarse con intensas sequías o fuertes tormentas.
Tras las intensas precipitaciones registradas durante el año pasado debido a este fenómeno climatológico, vale la pena preguntarse entonces cuáles son los pronósticos para el 2024. Las expectativas generales son que el El Niño se reduzca y que se pueda dar por finalizado en abril de este año, dando paso a una fase neutral y, probablemente, a un evento de La Niña, que comenzaría a manifestarse durante los meses de invierno.
La Niña, funciona de manera antagónica a como lo hace El Niño, y ocurre con el enfriamiento de las aguas del Océano Pacífico. Su presencia está asociada principalmente a la disminución de precipitaciones en aquellos lugares donde El Niño las aumenta, por lo que, si bien es muy pronto para asegurarlo, se puede esperar que en el 2024 no volvamos tener precipitaciones similares a las registradas durante la temporada anterior.
Las consecuencias de estas condiciones climatológicas suelen afectar directamente a los sectores energéticos. Estos se ven perturbados debido a una eventual reducción de los recursos hídricos, como fue el caso en 2021 (el año más seco desde 2003), en donde la generación hidroeléctrica sólo representó el 20% de la matriz total, mientras que en agosto de 2023 (particularmente lluvioso), la generación hidroeléctrica llegó a su nivel más alto en 12 años.
Junto a ello, el sector agrícola, y por razones muy similares, también se puede ver fuertemente azotado por estos eventos climatológicos. La eventual falta de precipitaciones tiene consecuencias directas en el rubro al no contar con el recurso hídrico ni tampoco poder generar reservas de éste para la temporada seca, afectando la producción agrícola. Junto a ello, se suma eventuales heladas u olas de calor que pueden afectar a los cultivos, como también producir incendios.
Chile ha dado grandes pasos para la mitigación de las consecuencias de La Niña ampliando su matriz eléctrica, potenciando especialmente la generación eólica y solar. Por su parte, el sector agrícola enfrenta dificultades ante este fenómeno y el 2024 no será la excepción con un año probablemente seco. Para ello, deberá tomar precauciones y maximizar sus capacidades de retención de agua de lluvia y sus mecanismos de riego, como también ver alternativas para lidiar con los cambios bruscos de temperaturas (heladas u olas de calor) que puedan dañar los cultivos.
La Niña históricamente suele tener una duración más extensa que El Niño que tiende a extenderse no más allá de un año. Sin ir más lejos y según el último registro, este fenómeno climatológico estuvo presente, de manera inédita en este siglo, por tres años consecutivos, entre 2020 y 2023.
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